lunes, noviembre 12

REPORTAJE TECNOLOGICO


Esperanza de vida: Hombre Biónico

Quienes han perdido una mano afirman que lo que más extrañan es poder hacer cosas sencillas, como sostener un vaso de plástico sin aplastarlo o levantar una hoja de papel de una superficie plana.
Adrian Ware, electricista australiano de 32 años, perdió la mitad del brazo derecho hace casi una década a causa de una terrible descarga eléctrica. Le colocaron una prótesis, pero durante años sólo pudo usar la mano izquierda. Entonces, a fines de 2007, se convirtió en el primer australiano en recibir el implante de una mano biónica. Ahora puede mover los cinco dedos por separado, agarrar objetos y girar la muñeca. “Me ha dado muchísima confianza —dice del aparato, importado del Reino Unido—. Ya no me preocupa que se me caigan las cosas”. La creación del hombre nuclear de la famosa serie de televisión de los años 70 quizás haya costado millones de dólares, pero hoy esa fantasía está muy cerca de hacerse realidad. En los últimos cinco años, científicos de todo el mundo han logrado enormes avances en el campo de la biónica médica: desde ojos y oídos hasta corazones y riñones artificiales.

La biónica, aplicación de los conocimientos biológicos al diseño y fabricación de dispositivos electrónicos y mecánicos, parte de la base de que el cuerpo humano tiene una carga eléctrica natural: los millones de células que lo integran son micro baterías provistas de la vigésima parte de la carga de una pila de 1,5 voltio.
Las células se comunican entre sí por medio de señales eléctricas y del consiguiente intercambio de proteínas. En teoría, si se hace pasar electricidad por una parte del cuerpo de manera dirigida, se puede regular su funcionamiento a nivel molecular y, de esta forma, estimular nervios y músculos para que funcionen normalmente. Las posibilidades son infinitas.

El primer implante biónico exitoso, el coclear, fue creado en Australia por el profesor Graeme Clark hace unos 30 años. Este aparato, que reemplaza la función de la cóclea (o caracol) del oído interno, ha devuelto la audición a miles de personas sordas.

Aunque el implante coclear aún dista de ser perfecto, admite Clark, los esfuerzos por mejorarlo han permitido aprender mucho sobre la transmisión de impulsos eléctricos al tejido nervioso. En Australia, el Instituto del Oído Biónico, el Hospital Saint Vincent y la Universidad de Wollongong están investigando muchas otras áreas en que podría aplicarse la biónica médica para cambiar vidas.

Médicos australianos ya han logrado algo que era inimaginable hace una década: dotar de “visión” a personas ciegas. Cirujanos de la Fundación Australiana del Ojo Biónico, con sede en Sydney, han logrado devolver sensaciones visuales básicas a pacientes ciegos mediante la implantación de microelectrodos en la membrana externa del ojo o en el área visual del cerebro.

El paciente usa unos anteojos (u otro dispositivo) con una minicámara montada en el armazón, y las imágenes que ésta capta son procesadas por una computadora de bolsillo que las convierte en estímulos eléctricos.  cuando estos estímulos se transmiten a los electrodos, la persona ve una matriz de puntitos luminosos que representan la figura u objeto.

“Al tener una idea de los objetos grandes y vanos de puertas que hay dentro de su campo visual, el paciente puede esquivar obstáculos y aumentar su movilidad”, explica el doctor Vivek Chowdhury, miembro de la fundación.


Expertos del Instituto del Oído Biónico de Australia e investigadores de los Estados Unidos, Alemania y Bélgica han logrado implantar los electrodos en la retina misma. En la Universidad del Sur de California, los implantes retinianos ya han hecho posible que algunas personas ciegas vean luz, movimientos y formas.
Cuando los nervios se lesionan, la regeneración suele ocurrir de manera errática. Es por eso que quienes se lesionan la médula espinal pierden toda sensibilidad: los nervios no se reconectan bien en la zona dañada. Con el uso de los nuevos polímeros podría controlarse la reconexión de los nervios y reparar el daño.
La nanotecnología permite crear tubos de carbono miles de veces más delgados que un cabello humano para construir un soporte sobre el cual los nervios puedan regenerarse. Con los polímeros inteligentes se podría encontrar la combinación correcta de factores de crecimiento y de inhibición para que los nervios se reconecten, lo que permitiría restablecer la sensibilidad, asegurar que los mensajes cerebrales se transmitieran por los nervios nuevos y devolver al paciente la capacidad de caminar. El profesor Graeme Clark prevé la creación de un prototipo del soporte polimérico en un plazo de cinco años.

En algunas partes del mundo ya se está trabajando con polímeros orgánicos. Estos plásticos conductores de electricidad pueden manipularse para que reaccionen de formas específicas al aplicarles una corriente eléctrica y programarse para que absorban o repelan proteínas, agua o ADN, según la parte del cuerpo en que se coloquen, explica Gordon Wallace, del Instituto de Investigación de Polímeros Inteligentes de la Universidad de Wollongong. En el caso del implante coclear, por ejemplo, lo anterior podría significar una mejor interacción entre el aparato y las células nerviosas del oído. Y el dispositivo podría tener una aplicación aún más importante: reparar daños de médula espinal.

En los Estados Unidos ya se puso a la venta el primer corazón artificial implantable del mundo para enfermos de insuficiencia cardíaca y otras cardiopatías graves cuyo único tratamiento posible es el trasplante.
El AbioCor, que funciona con baterías, ocupa el lugar del corazón natural en el pecho, mantiene el ritmo cardíaco y bombea sangre a los pulmones y al resto del cuerpo. Lo que lo hace extraordinario es que es completamente implantable: los pacientes no tienen que estar conectados con cables o tubos a enormes máquinas.

El aparato, fabricado por la empresa Abiomed y aprobado como producto comercial por la autoridad sanitaria en 2007, consta de tres partes internas —una unidad torácica, una batería recargable y un diminuto mecanismo electrónico— y un juego de baterías externo.
Una nueva tecnología desarrollada en los Estados Unidos podría permitir a personas con discapacidades físicas graves controlar con la mente el televisor, el teléfono y las luces de la casa.

El sistema Brain Gate utiliza tecnología cibernética para analizar el lenguaje de las neuronas. Un chip (a la derecha) implantado en el cerebro de una persona tetrapléjica analiza las señales neuronales, que se siguen generando aunque no lleguen a brazos y piernas, y, con sólo pensar, el paciente las convierte en movimientos de cursor en una computadora. También se está trabajando con esta tecnología para que los paralíticos puedan controlar con la mente prótesis, sillas de ruedas y, en el futuro, su respiración, movimientos intestinales y vejiga.


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